miércoles, 12 de enero de 2011

          


          CORTA INFANCIA

             
              A veces me creo
que niño no fui,
trabajé temprano
y en el campo crecí
como mis hermanos.

No tuve un juguete
para disfrutar,
el pan le faltaba
al humilde hogar
que me cobijaba.

Aunque hago memoria
me cuesta recordar
a qué edad temprana
empecé a trabajar,
o a dar mi soldada.

De algo sí me acuerdo,
sería yo muy niño,
que el ganado olvidaba
y sin maestro ni amigos
en cualesquier libro estudiaba.

Y al viejo pastor Francisco,
nunca le podré olvidar,
cuántas veces le acosé
para que él, me enseñara
correctamente a leer.

El estudiante zagal
me llegaron a llamar
los gañanes y pastores,
por mis ansias de estudiar,
por mis locas ambiciones.

Pero al fin llegó aquél día
que la alquería dejé,
siendo joven mozalbete
pensaba tener a mis pies
los tan ansiados juguetes...

             Que nunca pude tener
              por ser temprano bracero,
por ser hombre prematuro,
por ser tan joven ya obrero
de carácter hosco y rudo.

 Por eso, hoy que hombre soy,
ese carácter me da
con sentimientos internos
mi propia personalidad,
soy rudo y a la vez tierno.

Y es que llevo en mis entrañas
tanta falta de cariño,
que hoy, que hombre me veo
mi corazón es de niño,
de aquél niño que fue obrero.

De aquél niño que no tuvo
profesores ni colegios,
que al ganado pasteaba
subiendo y bajando cerros
cuando en chozas habitaba.

Aquellas chozas que añoro
al cabo de tantos años;
hoy que habito en la ciudad
las recuerdo como oasis
de paz y tranquilidad.

Tranquilidad que me niega
ésta jungla del asfalto,
con las prisas de sus gentes
en constantes sobresaltos,
apreturas y estrécheces.

Hoy recuerdo aquellos campos
y a sus hombres sin cultura,
que son muy rudos y agrestes
pero derrochan ternura...
Así es del campo su gente.

Si caminos recorrí
y logré el mundo conocer,
de ese mundo estoy hastiado,
quiero a mi niñez volver,
a mi choza y a mis prados.

                   P.GALLEGO










No hay comentarios:

Publicar un comentario