jueves, 29 de diciembre de 2011

DONDE HAY CAPITALISMO NO HAY DEMCRACIA




Pese a que muchos hace ya tiempo diagnosticaron la muerte del marxismo, lo cierto es que, más que morir, Marx ha alcanzado el estatus de clásico del pensamiento. E incluso, como afirman Fernández Liria y Alegre Zahonero, el de “Galileo de la historia”. (...)
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        Pese a que muchos hace ya tiempo diagnosticaron la muerte del marxismo, lo cierto es que, más que morir, Marx ha alcanzado el estatus de clásico del pensamiento.  E incluso, como afirman Fernández Liria Alegre Zahonero, el de“Galileo de la historia”.  Carlos Fernández Liria lleva ya un montón de años dedicado a la labor de leer a Marx como a un clásico cargado de futuro.  Casi podemos afirmar que desde su Tesis doctoral (sobreSartre), pasando por sus primeros libritos, Dejar de pensar y Volver a pensar, escritos al alimón conSantiago Alba Rico, quien firma el prólogo de la obra que ahora reseñamos, y continuando por Sin vigilancia y sin castigo.  Una discusión con Michel Foucault, porGeometría y tragedia y por El materialismoFernández Liria ha mantenido una coherencia y una progresión que lo convierten en uno de los filósofos de izquierdas más relevantes del país. 



         En los últimos años ha compartido sus esfuerzos con Luis Alegre Zahonero, y juntos han publicado Educación para la ciudadanía Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho, Comprender Venezuela, pensar la democracia, que obtuvo el Premio Nacional del Libro de Venezuela “Mejor libro sobre socialismo del siglo XXI”, y también juntos han participado en los libros colectivos "Periodismo y crimen". "El caso Venezuela 11-04-02", y  "Bolonia no existe".  

     Por eso no es extraño encontrarlos de nuevo juntos en este interesantísimo libro: El orden de ‘El Capital.  En él los autores pretenden llevar a cabo una lectura republicana de la obra cimera de Karl Marx, El Capital, y lo hacen interpretando la obra en clave Ilustrada.  El Capital es asumido como una obra científica clave para entender el sistema de producción capitalista y para criticar la economía política que proliferaba en la época de su redacción.  Y como tal obra científica su ordenación no es arbitraria, sino que cumple un papel teórico de primera magnitud.  De ahí el interés de los autores por examinar con atención la fecha y contenido de los prefacios, prólogos y epílogos, ya sean los firmados por el propio Marx, ya sean los firmados por Engels tras la muerte del “Moro”.  En ellos se aprecia lo que Marx estaba intentando hacer, así como se examinaba lo ya hecho, dando pistas a sus lectores pero, también, incurriendo en aparentes contradicciones o dando orientaciones equívocas.  Se trataría, en todo caso, de rescatar a Marx del marxismo, avalados por la famosa cita de Marx en la que negaba ser él mismo marxista.  Por ello es descabellada la recomendación althusseriana de empezar a leer el Libro primero no por su orden, sino saltándose la teoría del valor.


       Esa recomendación es prácticamente la única crítica al filósofo francés, pues "Leer El Capital" es tomado como referencia privilegiada en la exposición que Liria Zahonero llevan a cabo en su investigación.  La teoría del valor será así comparada con las teorías galileanas en el nacimiento de la física moderna, siendo ahora el “continente historia” el que quedaría delimitado.  Constituye un producto teórico que marcaría lo que es pertinente dilucidar y lo que serían “cambios de tema” que alejarían a Marx de su objeto de estudio.  La tradición marxista  - aunque sería más propio hablar de diferentes tradiciones marxianas - ha perdido el tiempo enfrentándose a falsos problemas, ha sucumbido a lecturas inconsistentes que han alejado a los pensadores y teóricos posteriores del núcleo de la obra de Marx.  Aunque en ocasiones era el propio filósofo alemán el que causaba las confusiones que luego serían objeto de variopintas interpretaciones el mismo modo Liria y Zahonero critican las lecturas de Hegel aportadas por esas tradiciones a las que nos referíamos hace un momento, mas negar validez por igual a las interpretaciones hegelianas de Marcuse, Lukács o Bloch, resulta, creemos, un tanto excesivo.  

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Los filósofos Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero


     Estudiar la obra de Marx atentos a su orden, como hicieran también Maximilian Rubel oManuel Sacristán, permite a los autores del libro que ahora tratamos ubicar cada polémica en su punto exacto, sin dilaciones ni recorridos extrateóricos.  Así, por ejemplo, el problema de la transformación del valor, que tantos quebraderos de cabeza trajo a los economistas marxistas, se ventila polemizando con Felipe Martínez Marzoa y su obra La filosofía de 'El Capital’.  UnMarzoa que muestra un conocimiento profundo de la obra de Marx y que es respaldado en otras ocasiones por Zahonero y Liria.


       Nos encontramos, por tanto, ante una obra que es una exposición de El Capital muy atenta a la organización interna del trabajo de Marx, que puede ser interpretado como un libro de divulgación científica, pero que va más allá de ello gracias a lo polémico y, a veces, resbaladizo del tema.  Esto da lugar a una lectura althusseriana de la obra de Marx, pero también a una lectura, como afirman los autores, republicana de la misma.  Así, tras la invención del marxismo, que con tanto tino estudió Montserrat Galcerán, los autores de "El orden de El Capital’proponen un Marx Ilustrado que se apoya en los principios de la igualdad, la libertad y la propiedad, y que sólo así mantendría todo su poder subversivo.  La historia del marxismo ha sido en algunos casos un disparate que regalaba a la burguesía el Estado de Derecho, la libertad individual, la democracia y los principios que los autores ilustrados habían ya puesto sobre el tapete.  Por ello los autores rechazan un capitalismo que, apropiándose de esos recursos impagables, ha llegado a hacer invisible la contradicción que enfrenta al Estado de Derecho con el propio sistema capitalista.  Si hay capitalismo no puede haber democracia.


        Al comunismo nunca se le ha permitido desarrollarse en un país democrático, pero el comunismo es la única forma de organización social que podría mantener vivos los valores de la Ilustración.  Esa es la conclusión de un libro que está dedicado “A los comunistas” y que, cuando llega a su final y Carlos Fernández Liria Luis Alegre Zahonero esquematizan lo que han defendido en su obra, ante la pregunta “¿Qué modelo proponemos?”, contestan sin titubear: el comunismo.  Con ese final se cierra el círculo teórico y ético de un esfuerzo que los autores realizan para acercarnos a la obra capital de un pensador ineludible, Karl Marx, y a la de unos valores, los ilustrados, que hay que expropiar a sus aparentes dueños para devolverles su virtualidad subversiva y conformarlos como parte de nuestro futuro.
"El orden de 'El Capital' "
Carlos Fernández Liria, Luis Alegre Zahonero
Akal, Madrid, 2010.  656 págs.