SUEÑOS
Quise en mi niñez
ser un pájaro y volar,
ser una hiedra y trepar
por escarpada pared
que siempre al atardecer,
en su horizonte infinito
preso me hacia estar.
Era ansia, era agonía
mi inquietud por alcanzar,
por quererla traspasar
aquella línea que unía
el cielo y las nubes frías,
sin saber ni conocer
lo que al otro lado había.
Las preguntas y repuestas
afluían a mi mente
como agua bajo el puente,
como mendigo a las puertas,
como viajero a la venta
mi cerebro se encendía
con imaginación despierta.
Con desmedida ilusión
flotando sobre la nubes
veía los mares azules,
la tormenta y el ciclón,
la tempestad y el tifón,
el silencio de los muertos
de los vivos la traición.
o imposible realidad,
yo creía en mi verdad
que siempre con tanto empeño,
desde mi vuelo de ensueño;
como rey en pedestal
me sentía del mundo dueño.
Así, sumido en mis pensamientos
manados de una fuente inagotable,
me sentía tan sólo culpable
de mis actos indiscretos,
de la falta de respeto
de un mundo tan vulnerable,
tan inseguro e inquieto.
Soñaba estando despierto,
me asfixiaba respirando,
lloraba estando cantando,
vivía y estaba muerto;
triste y a mi vez contento,
demostraba reflejando
lo irreal y lo inconcreto.
Así veo la verdad...
¿O quizá no veo y sueño?
P. GALLEGO
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